Mi burrito
Como hay poco que hacer por aquí y mucho tiempo que gastar he decidido poner en práctica el extenso saber de César Millán aplicado a cuadrúpedos equinos.
En el pedregal que se encuentra enfrente de mi dulce hogar habita un burro majorero, raza foránea pero hecha ya a la tierra y al terruño ( de ahí lo de majorero, si no seria pon tú... beréber).
He hecho acopio de todos los restos vegetales de las practicas en cocina de mis alumnos, he llenado una caja vacía de fruta y para el secarral q me he ido. El burro nada mas verme a dado un relincho. Yo, que aunque amante de los animales sé que no deja de ser burro y además de eso... salvaje, he dado un pasito atrás y le he dejado la caja a medio camino. Al trotillo se acercaba él y al trotillo me alejaba yo. Y a una prudente distancia pude ver con satisfacción el deleite de mi burro (ahora ya lo considero un poco mío, después de haberle dado su primera pitanza no deshidratada, apostaría que en meses, debe sentirse tiernamente apadrinado) zampar con sumo gusto sus restos de coles, lechugas y tomates fresquitos y vitaminados.
Ahora sólo queda esperar que se aleje para retirar la caja. Que no se diga que por cuidar al pollino descuido el medio ambiente.